Érase una
vez una niña cuyo padre tenía que estar de viaje seis días a la
semana. Esta niña no podía dormirse sin que le contaran un cuento. Y cada noche,
su padre la llamaba por teléfono y le explicaba un cuento. Dicen que los
cuentos eran tan buenos que hasta los operarios de la telefónica suspendían
todas las llamadas para escucharlos. Y este es el libro de estos cuentos.
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