¿A dónde van las cosas que perdemos? ¿Esos
calcetines que nunca aparecen, las llaves, los bolígrafos…? Quizá sea fácil
encontrar cosas o, al menos, intentarlo, pero… ¿y si lo que se pierde es
inmaterial? ¿Cómo lo buscamos? Mariú, la niña protagonista de
El día que
mamá perdió la paciencia, está
muy preocupada porque su madre,
aparte de perder las cosas normales, esta vez se ha quedado sin
paciencia y Mariú se siente responsable, porque ha sido, en parte, por
su causa y se pregunta
“¿y dónde hacen paciencia o cómo se puede
prestar”? Su padre no le contesta porque está muy ocupado y Mariú
encuentra una aliada importante en
Lía, una especie de hada, aunque ella
se define como “una princesa winx, witch y sirena”. Lo bueno de Lía es
que
busca cosas perdidas. Gracias a ella, Mariú vivirá
una aventura en el mundo de los sueños y aprenderá el valor de las cosas
invisibles, pero
esenciales como el hambre, el aburrimiento y,
por supuesto, la paciencia.
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