César Pompeyo es un niño que se porta siempre muy mal. Su mamá
le da dos azotes en el culete cada vez que hace algo malo. Un día el culete se
harta de recibir tantos azotes y se marcha mientras César duerme. Ahora César no
puede sentarse, ni montar en los caballitos, ni en bici, ni hacer muchas cosas
porque ya no tiene culete. Finalmente el niño le pide que vuelva y le promete
que a partir de ahora se va a portar muy bien. Así que el culete vuelve y César
Pompeyo se convierte en un niño muy bueno.
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