En el país de Pampelum no existe ni el mar ni las
nubes. Lo que sí hay es gente estupenda con ganas de crear todo aquello que les
falta. Existe una fábrica de nubes, dirigida por Blam, un hombre regordete que confía plenamente en la
labor de Plub, el pintor de nubes y encargado de
la fábrica. Plub se encarga de pintar las nubes que salen
de la fábrica: las pinta de color blanco y negro, y de toda la gama de
grises que pueda existir. Pero un día, mientras está haciendo su trabajo, la
máquina deja de funcionar, y es que se ha quedado sin pintura. ¿Qué va a
hacer ahora? Las nubes tienen que ser pintadas... ¡COLORES! ¿Por
qué no pintar nubes rosas o verdes? ¿Nubes rojas o
de lunares? Eso es lo que hace Plub, crear nubes de colores.
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